lunes, 18 de abril de 2011

"Por favor, no rompas nada" .

Un día soñé que tú no existías. Era ese punto de la vida en el que te paras, miras tiempo atrás y recuerdas todo lo que tienes y hoy no está, eso me pasó contigo. Te das cuenta de que todos esos recuerdos, esos momentos, esas risas y esas lágrimas que un día ves en una persona, al cabo del tiempo se van quedando en el olvido. Por eso no hay que dejar que un recuerdo te atormente y hay que mirar el lado positivo de las cosas, porque lo que vivimos no se va a repetir dos veces. Quiere cuando tengas que querer, llora cuando tengas motivos para hacerlo y ríe cuando estés feliz. Salta cuando haya un obstáculo, aprende a bailar bajo la lluvia, grita con tus amigos, sácales una sonrisa a los que se la merecen, haz reír a quien esté triste, ayuda al que lo necesite y perdona a quien se arrepiente. De repente me desperté, me parecía absurdo las vueltas que le había dado a mi sueño para encontrarte, porque al fin y al cabo, era un sueño. Al menos este sueño me ha servido para comprender que no siempre vamos a tener lo que uno quiere, que no todo va a ser como uno quiere. He aprendido que tenemos que saber deshacernos del derecho que creemos tener sobre los demás. Me he dado cuenta que por el hecho de que una persona entre en tu vida no se vaya a quedar en ella para siempre. Y si decide irse, por lo que sea, desearle que todo le vaya lo mejor que pueda porque, al fin y al cabo, nosotros también nos vamos alguna vez que otra. Porque sobretodo lo más importante es seguir y querer estar aquí. Y hoy estoy aquí, contigo o sin ti. Para solucionar todos los problemas que me de la vida, o bueno, casi todos. Aunque hay algunas barreras que te pone la vida y no sabes como superarlas, perol o intentaré con todas mis fuerzas, porque yo no estoy aquí para ver como la vida pasa por delante de mis ojos sin hacer nada, pero tampoco voy a estar metiendo en la herida. Hay cosas para las cuales no encuentras solución o simplemente no la tienen.
Quizá haya aprendido a vivir sin ti, pero puede que no sea la mejor manera. Quizá haya entendido que no puedas ponerme, me he puesto en tu piel. He podido ver como sientes, como ríes, como lloras. He incluso que sientes por aquella chica que se sienta en la otra esquina de la clase. Comenzaré a aprender a no enamorarme del primero que me ilusiona, si no del que consiga quererme de verdad, aquel que diga, sí merece que le regale mi corazón, pero primero te diré “Bienvenido a mi corazón, por favor, no rompas nada”…



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